Cuídate con COVAP: ¡Novedades en Lácteos COVAP!

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En este artículo. vamos a destacar la importancia que tienen algunas vitaminas y algunos componentes de la leche para nuestra salud y que hacen recomendable su consumo.


VITAMINA A

Tiene un importante papel en la regulación del sistema inmune tanto en el innato como en el adaptativo. Es fundamental en el cuidado del tejido epitelial y lo que supone eso como barrera inmediata. También influye en la producción de anticuerpos y en la producción de linfocitos. En su día se estudió la relación que tenía su déficit en enfermedades infecciosas infantiles como el sarampión y problemas gastrointestinales, infecciones respiratorias, tuberculosis, malaria, menor efectividad de las vacunas  y de hecho se ha preconizado como muy útil su suplementación, que no es descartable cuando hay un déficit mantenido, pero es más interesante incluirla en nuestra alimentación.

Siempre se le ha dado mucho valor a la relación de esta vitamina con la vista y pocas veces se ha tenido en cuenta que su déficit produce una mayor propensión a las infecciones de todo tipo y en concreto de localización respiratoria. Su efecto va muy relacionado con la Vitamina D, de forma que la acción de una potencia a la otra y si hay un déficit de una de ellas la otra actúa también en déficit. Aunque la ingesta de una de ellas sea suficiente si no van unidas el efecto es mínimo.

VITAMINA D

La vitamina D es un problema en la actualidad. En el conjunto de la sociedad se observa un déficit generalizado en casi el 70-80%  e incluso más de la población y posiblemente no hay una sola causa concreta pero si varias pistas sobre el porqué ocurre esto.

La dieta y la luz solar son las fuentes desde donde obtenemos esta vitamina. Mediante la alimentación ingerimos la Vitamina D en forma de provitamina, que es transformada  en vitamina D mediante la exposición solar, pero la vitamina D es liposoluble y a veces un mal interpretado concepto sobre las grasas, hace que no se ingieran alimentos grasos en la proporción adecuada y ello trae como consecuencia caer en déficit de esta vitamina. A ello se une el lógico respeto a la radiación solar excesiva que hace que la exposición a la luz solar y al la radiación ultravioleta por parte de la población sea bastante escasa.

La vitamina D actúa sobre diferentes tipos de células inmunitarias, tanto macrogagos como células T y B. Su déficit, se ha relacionado con la predisposición a padecer infecciones de forma concreta de tipo respiratorio superior, en infecciones respiratorias de todo tipo en niños,  predisposición a padecer enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es interesante desatacar estudios que relaciona el déficit de vitamina D en infecciones respiratorias de origen viral incluso en personas sin otra patología

El aporte de vitamina D al organismo proviene por lo tanto de dos fuentes: la exposición a los rayos ultravioleta solares y la ingesta de la dieta, pero dependemos mucho de los rayos solares ya que hay  pocos alimentos que la contengan. En muchas zonas del norte de nuestro planeta prácticamente no se sintetiza vitamina D durante el invierno, porque los rayos del sol inciden muy oblicuamente en la atmósfera, tampoco cuando  el sol se toma tras cristales, o con cremas de protección solar muy alta, ni tampoco en lugares de alta contaminación atmosférica.

La problemática generada por el déficit de déficit de vitamina D en la población es de hecho preocupante y es muy posible que esta escasa cantidad de vitamina D en la población sea la causa de la facilidad de infecciones y complicaciones añadidas a las producidas por virus que en determinadas personas pasan de forma banal e incluso asintomática, y sin embargo en otras producen problemas muy graves con consecuencias a veces letales. Es muy posible que en la vitamina D se puedan encontrar muchas soluciones terapéuticas y por supuesto preventivas.

VITAMINA E

La vitamina E es un importante antioxidante y en concreto el más importante con la característica de ser liposoluble, por lo que protege de forma concreta a las membranas lipídicas del daño oxidativo.

Su efecto sobre el sistema inmune se centra, entre otras cosas, en optimizar la función de los linfocitos y de los macrófagos, aparte de actuar como antioxidante. Normalmente hay un déficit de esta vitamina en los ancianos, lo que puede facilitar la predisposición de estos a padecer infecciones asociada al aumento de radicales libres no neutralizados por esta vitamina E.

VITAMINAS DEL GRUPO B

Las vitaminas del grupo B en general son importantes para el sistema inmune pero de forma especial lo son la vitamina B6, B9 (ácido fólico) y B12 afectando principalmente a la respuesta de los linfocitos y a la producción de anticuerpos. 

La vitamina B2, o riboflavina, es el precursor de varias moléculas que participan en numerosas reacciones químicas en las células y desempeña, en especial, un papel en la degradación de ciertas moléculas (ácidos grasos, algunos aminoácidos, bases púricas) La vitamina B2* contribuye al metabolismo energético normal (conjunto de reacciones químicas que tienen lugar en las células y les permiten disponer de la energía que necesitan para funcionar), al funcionamiento normal del sistema nervioso, al mantenimiento de las membranas mucosas normales, al mantenimiento de los glóbulos rojos normales, al mantenimiento de una piel normal, al mantenimiento de una visión normal, al mantenimiento del metabolismo normal del hierro, a la protección de las células contra el estrés oxidativo y a  la disminución de la fatiga y el agotamiento.

La vitamina B6 o Piridoxina  interviene en la producción de anticuerpos, en la función general del sistema nervioso, en la producción de Hemoglobina, en el metabolismo de las proteínas y de la glucosa sanguínea. 

El Ácido Fólico o vitamina B9 interviene además en la síntesis de ADN y ARN y es esencial en los procesos de división y multiplicación celular en el metabolismo de los aminoácidos. Sus necesidades aumentan por lo tanto durante el embarazado y por ese motivo se prescribe de forma preventiva a las embarazadas. Se llama ácido fólico por encontrarse en las hojas de los vegetales (folia=hoja en latín)

La vitamina B12 o Cianocobalamina, es indispensable para la formación de glóbulos rojos y para el sistema nervioso. Tiene la ventaja de almacenarse en el hígado y por lo tanto esto previene en gran medida su déficit, y menos mal que esto es así, porque con la injustificada tendencia de muchas personas a no consumir proteína animal, se crean auténticos problemas por déficit de esta vitamina que en muchas ocasiones hay que suplementar a pesar de que con una alimentación en la que estuviesen presentes los alimentos que citamos a continuación, no habría necesidad de ello. Se encuentra preferentemente en las carnes, huevos y lácteos, vísceras, pescado azul y quesos, por lo que las dietas vegetarianas pueden provocar carencias que de hecho se suplementan, pero su aporte por alimentos naturales es lo más adecuado.

El calcio es el mineral más abundante del organismo humano. La mayor parte de él reside en los huesos y los dientes, conformando más del 99 por ciento de su estructura, pero también puede encontrarse en la sangre, los músculos y el líquido entre las células.

Entre sus funciones, además de dotar de estructura y rigidez a los huesos, permite la contractilidad de los músculos, la transmisión desde los nervios cerebrales al resto del cuerpo, la circulación de la sangre o la producción de hormonas y enzimas para distintas funciones del cuerpo.

La fuente principal del calcio son los productos lácteos, y en menor medida, en los vegetales y otros alimentos. La falta de calcio en la dieta, o la falta de ejercicio, puede provocar enfermedades como la osteoporosis

La fibra es un componente vegetal  que es altamente resistente a la hidrólisis de las enzimas digestivas humanas. La fibra tiene un papel fundamental en la motilidad intestinal y en el mantenimiento de la microflora del colon. Además de ayudar a prevenir el estreñimiento, las dietas ricas en fibra se consideran preventivas de enfermedades como la diverticulosis y ayudan a controlar la diabetes, el cáncer de colón y la obesidad. La fibra vegetal aporta volumen a la dieta; provoca una sensación de saciedad que puede ayudar a controlar el peso.

La fibra colabora estrechamente con la flora intestinal, ayuda a dar consistencia a las heces y así favorece el tránsito intestinal. Además, reduce la absorción de colesterol, glucosa y ácidos biliares. Una dieta pobre en fibra prolongada en el tiempo puede desencadenar problemas como estreñimiento crónico, diverticulosis, cáncer de colon, síndrome de intestino irritable y colitis ulcerosa.


Dr. Antonio Escribano Zafra